lunes, agosto 20, 2007

Un poco de erotismo

Esperábamos en la puerta del cine
que llegase nuestro acompañante.
Tú llevabas aquel exiguo short vaquero
y las largas piernas enfundadas
en medias oscuras y rojizas
sentiste mi mirada y te exhibiste
te acercaste y alejaste de mí repetidas veces
inquieta por la larga espera
y no perdí una ocasión de mirar
tus piernas, tu culo ni tu hermosa cara.
Estabas parada un metro delante de mí
y retrocediste hasta rozarme
con tanto desaliño que en el mismo momento
casi te caes de espaldas
Sostuve tu cuerpo
Rodee tu pecho con mi brazo
Te toque las tetas.
Entonces los dos nos dimos cuenta
de lo excitada que estabas
Te volviste pidiendo disculpas
y agradeciéndome los achuchones
me ofreciste tu boca sonriente
ansiosa del néctar de los besos.
Explotabas de lujuria en tus largas piernas
mientras nos miraban y yo hacia mío
tu culo entre mis manos
tu sexo en mi cadera
hasta que vino la vergüenza
y te llevé lejos y desnuda
a la luz de los balcones y la mirada de la luna.


* * *


Rozaste mi oído con un "vamos"
y sentí mis órganos internos derretirse
en el océano cálido de tu inminente abrazo.
Acaricié tu espalda y provoqué un incendio
del que huías ondulando tu cuerpo
llenando mis ojos y mis manos.
Nuestras pieles se unieron y caí sobre ti
ebrio del perfume denso de tu entraña.
Soñamos abrazar la esencia del otro
mientras terremotos y volcanes
nos dejaban mirarnos y reírnos.
No hay nada tan bonito como tú
te dije, a falta de palabras.


* * *


Fue junto al río
rozando la luna las crestas del agua,
furtivos nos asomamos
al espejo desnudo y nos miramos
con los ojos felinos del deseo
El poder estaba todo en las estrellas
en el rumor de la corriente,
y el chapoteo hipnótico del agua en los pies
nos trajo caricias ligeras como brisas
y besos sabrosos como manzanas.
Tu piel era luna
y en tus ojos cabían todas las estrellas
Se podría decir que
desbordados junto al río
formamos un fugaz afluente.


* * *


Los hombres nos fijamos más
en la relación entre la cintura y las caderas
que en su perímetro absoluto,
dije apelando a la antropología
para desarmar tus miedos.
Luego te dije que la naturaleza
había sido generosa contigo
y que no hay nada como la abundancia
de la carne para el predador de la lujuria,
la extensión de la piel
para el navegante de los sentidos,
la dulzura de un abrazo inmenso
para quien nunca tiene bastante.
Y fui colmado de confiados pechos felices
de regiones infinitas que cubrir de besos
de mullido acomodo para mi fuerza hiriente.

1 Comments:

Blogger mentecato said...

Gracias por tu visita. Me daré el tiempo para leerte.

Un abrazo.

21/8/07 22:29  

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