lunes, julio 31, 2006

La violencia.

La psicología evolucionista también ayuda a explicar la violencia.

Están muy extendidas las creencias sobre el origen exclusivamente cultural de la violencia que a menudo adjudican un carácter pacífico al hombre primitivo. Se la considera irracional y por tanto patológica y se buscan sus causas para remediarla. Pero no hay una correlación objetivable entre violencia física y violencia en los medios de comunicación, por ejemplo, o con el tipo de educación recibida, ni tan siquiera se puede establecer una relación (directa al menos) con la pobreza. Ni siquiera con la permisividad de armas de fuego.

La violencia está en nuestra naturaleza y las condiciones del entorno la refrenan o desencadenan. En las culturas más primitivas un hombre llega a tener un cincuenta por ciento de probabilidades de morir a manos de otro hombre, es decir, la mitad de los varones mueren así, especialmente entre los quince y los veinticinco o treinta años.
Téngase también en cuenta que el mayor "índice de violencia" (broma) se registra antes de que la cultura vaya calando en nuestra mente, entre un año y dos años y medio de edad.
Salvando los casos propiamente patológicos, no hay ningún motivo para considerarla una enfermedad. Su origen es racional y razonable, está relacionado con adaptaciones de las "máquinas de supervivencia" (que somos los seres humanos, al igual que el resto de organismos vivos, según la metáfora de Dawkins explicada anteriormente en este blog) y encuentra en ello su razón de ser. Como tales "maquinas" los seres humanos vemos a otros seres humanos -exceptuando los parientes que comparten genes o intereses genéticos con nosotros- como un objeto más del medio en que nos desarrollamos y buscamos la manera de manipularlo según nuestra conveniencia. Si es un obstáculo que no se puede soslayar, eliminarlo puede ser una buena opción.

Las que considero principales causas de la violencia, si no únicas, se pueden justificar con buenas razones (aunque quizás las mejores aboguen contra ella) desde este punto de vista. Las tres causas son: la competencia en busca de ganancias, la inseguridad en busca de seguridad y la gloria en busca de reputación.

En el ser humano la competencia de los machos por las hembras sienta una buena base dada la limitada capacidad reproductiva de las hembras que las convierte en objetos valiosos. El mayor tamaño de los machos y su mayor inclinación a la violencia física (el noventa por ciento más o menos de los delitos violentos) es buena prueba de ello. Cuando se trata de la lucha competitiva los seres humanos hacemos gala de nuestras destrezas intelectuales y manuales para idear formas de dañar con asombrosa eficacia.
El único obstáculo es la moral. Pero mediante la táctica de la deshumanización podemos dar rienda suelta a nuestros impulsos violentos sin cargos de conciencia. Es bien conocida de nuestros tiempos, desde los nazis que decían que un judío no valía el precio de una bala, hasta los conflictos actuales con la demonización de los terroristas. Una vez que la persona deja de ser persona y sale del círculo de lo que creemos digno de consideración moral, cualquier cosa vale contra ellos. Pero no es nueva. Como ejemplo la tribu Wari del Amazonas, entre ellos el alimento se define como no-wari, es decir, si no pertenece a la tribu se puede comer (con las curiosas consecuencias que ya imaginan). También ocurre lo contrario algunas veces: algo, un gesto que hace ver a un soldado la humanidad de aquel a quien va a matar, puede quitarle las ganas de hacerlo.

La inseguridad es el principal alimento de las espirales de violencia, genera lo que se llama la trampa hobbesiana, de la que es un buen ejemplo la carrera de armamentos durante la guerra fría. Cuanto más tienes mayor es el sentimiento de inseguridad, los vecinos pueden codiciar tus bienes y tratar de robártelos o entrar en guerra para apoderarse de ellos, tal vez consideremos adecuado armarnos contra tal eventualidad, pero ¿qué hará tú vecino si ve que te armas?, ¿qué hacemos si vemos armarse a nuestro vecino?, parece conveniente armarse también. ¿Y si nuestro vecino busca alianzas?, las buscamos también nosotros, por si acaso. ¿Y si mi vecino alardea de su potencia como medida disuasoria y desmoralizante? ¿Y si sigo el principio de que la mejor defensa es un buen ataque, o aquel que dice que quien pega primero pega dos veces? Pues ya la tenemos liada. Y si resulta que de tanto tirarme faroles he confiado demasiado en mi capacidad de machacar al enemigo y la guerra se alarga (según parece esto ha ocurrido muuuuchas veces en la historia) todos sufriremos demasiadas pérdidas.
Así que es mejor escapar a esa trampa, dialogar, no armarse, etc. Según parece la ley del talión, que tan brutal puede parecernos, resulta un avance considerable visto desde esta perspectiva. Viene a decir: a) sólo te atacaré si tú me atacas, b) tus pérdidas serán iguales a tus ganancias, c) no te causaré un daño desproporcionado. Se mitiga la desconfianza, se elimina el incentivo de la ganancia y se pierde el temor a que el otro use cualquier roce como pretexto para un ataque masivo haciendo innecesario armarse y armarse y armarse…

No puedo dejar de pensar en el Líbano mientras escribo y tengo la impresión de que se le pueden aplicar bastantes de estas ideas, como por ejemplo la desproporción del ataque Israelí.

El honor, la gloria, el prestigio es también causa de violencia, todos aquellos altercados que comienzan con una nimiedad, una mirada que cuestiona el honor del mirado especialmente entre las clases bajas que no tienen más poderío que la defensa inmediata y violenta del mismo. Pero lo más importante es que la "cultura del honor" surge cuando no hay ley, cuando no hay policía. Podemos dejar que una autoridad medie en un conflicto y haga justicia o podemos resolver el conflicto por nuestra cuenta, es lo que ocurre entre mafiosos, bandas, traficantes (un buen motivo para legalizar las drogas, la prostitución, etc.) y todo aquel que de algún modo queda fuera de la ley. Entre ellos, hacer intervenir a la policía es una traición, el código del honor debe prevalecer. Pero esto supone que cualquier afrenta, por pequeña que sea, debe ser vengada de inmediato, todo el mundo debe saber que meterse con uno no sale gratis.

La cultura del honor existió en las sociedades preestatales y se mantiene entre estados cuando no hay una autoridad que medie entre ellos. Por ejemplo Estados Unidos se retiro de Vietnam poco a poco, pese a las pérdidas que le supuso hacerlo así, siguiendo el eslogan "paz con honra".
Otro ejemplo podrían ser los foros no moderados de Internet. Y otro cuando se enfrentan dos conductores, generalmente fuera del ámbito donde son conocidos y tienen labrado un prestigio, de modo que no pueden recurrir a nadie que les avale, de ahí la socorrida frase "usted no sabe con quién está hablando".

Es curioso que, según parece, la cultura del honor está muy ligada a la ganadería. En tiempos en que el ganado era la mayor riqueza, siendo este mucho más fácil de robar que la tierra y pudiendo alguien quedarse sin nada de la noche a la mañana, predominaban los tipos duros y la actitud de venganza violenta. Los cowboys, los masai, los beduinos, lo sioux, son ejemplo de esto.

Es evidente pues la necesidad de una autoridad que monopolice la violencia y haga justicia en lugar de venganza, desde la edad media y más aún en los estados modernos, el índice de criminalidad ha descendido enormemente. El problema llega cuando la autoridad abusa de su poder. En el siglo veinte 170 millones de personas murieron a manos de sus propios gobiernos. Y ya sabemos como opera la supuesta "policía del mundo".

Darse la mano, una manera de mostrar que no se esconden armas (la transparencia en un ámbito mayor), la confianza, tener claro que la cooperación es más fructífera que la competencia y que la violencia es lo último, ver la humanidad de todos los seres humanos, son cosas al alcance de nuestra naturaleza tanto como la violencia y hacen contrapeso a la competencia, la inseguridad y la cultura del honor. A ver si ganan la partida.

(Siguiendo "La tabla rasa" de Steven Pinker)

2 Comments:

Blogger Marga said...

Ardrey exponía en sus teorías que el hombre es hombre porque durante millones de años mató para sobrevivir, cazaba... lo que significa que la razón se fue gestando durante ese proceso. Nos encantaría que fuera la segunda quien primara pero me temo que exigir a la humanidad del hombre que sea de una pieza es una contradicción en sí mismo... tal vez si esperamos millones más de años de evolución... en fin, no confio yo mucho pero como deseo no está nada mal.

Haces que me divierta de nuevo con estos temas, tiempo ha que los tenía abandonados!

1/8/06 12:20  
Blogger Esscarolo said...

Pues me alegro mucho. Ya tengo una razón para seguir escribiendo, jaja.

Y en fin, no sé que decirte, tan pesimista no soy, pero quién sabe.

2/8/06 01:15  

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