martes, mayo 30, 2006

Bichito.

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A modo de presentación

Alguien que lea este blog puede notar que hay un cambio radical de enfoque desde hace un par de post, y un buen lapso de tiempo sin escribir en medio, es al menos en parte debido a que he sufrido un transito desde ciertas creencias más o menos esotéricas hacia la razón y la ciencia como medio de conocimiento. Para mí se acabó esperarlo todo de la introspección, de pervertir la poesía dándole un fin diferente de la belleza.

Con la razón, las ilusiones de las que no podía desprenderme se fueron y el respeto hacia los demás vino de manera espontánea. En cierto modo mi vida recaló en un remanso de paz. (Es medio broma, no vayamos a confundirlo con la iluminación)

Lo que más me ayuda a conocerme y conocer el mundo que me rodea está escrito, a veces no resulta fácil encontrar dónde, eso desde luego, no hay más que ver las secciones de filosofía, psicología e incluso ciencia de la mayoría de las librerías y quedarse espantado ante la proliferación de místicas y pseudociencias, pero uno puede abrirse camino en librerías y webs con un esfuerzo mucho menor que el que emplearía en comprender cualquier abstruso discurso postmoderno.

Sufrí un tránsito, sí, lo sufrí. Me chocó ver como me quedaba al renunciar a todo lo que había creído sin tener nada en lo que creer todavía, una sensación muy real de vértigo, y algo desasosegante. Me hizo pensar lo necesitados que estamos de ideas, teorías, modelos. Sentí ansia por leer, encontrar nuevas ideas que me explicasen el mundo, al menos aquello para lo que antes tenía explicación y ahora no, que era bastante.

De hecho antes tenía explicaciones para casi cualquier cosa, es lo que tienen las pseudociencias y la metafísica, ahora, de momento me tengo que conformar con algunas explicaciones generales y reconocer tanto mis muchas limitaciones como las de la ciencia, pero ya estoy recuperado del vértigo.

También me sentí engañado por otros y defraudado de mí mismo. Siempre había sido partidario de la ciencia y había dejado de lado, como mitologías irrelevantes, los aspectos más metafísicos de las cosas en que creía, por ejemplo la reencarnación en el budismo. Pero la idea del maestro, del sabio, del iluminado que ha obtenido el despertar, tan arraigada en mí, me hizo confiar en la palabra de los que consideraba maestros hasta sentir ira y rencor, el precio de compatibilizar sus muchos errores y defectos con su supuesta sabiduría. ¡Lo que llegué a odiar los galimatías!, las soberbias promesas de una verdad profunda y total que nunca llega a revelarse.

Me dejé engañar, ¡yo que me creía tan científico! Y un buen día descubrí que no sabía nada, que intentaba ser el tipo que me habían dicho que debía ser, que hacía el ridículo al intentarlo, que era irrespetuoso y soberbio con mucha más frecuencia de lo saludable. Algunas “bofetadas” a tiempo son de lo que más hace reflexionar. Y la mayoría de ellas provenían de gentes de razón y ciencia.

Intento exponer en este blog lo que he aprendido desde hace un año, más o menos. Ideas bastante sencillas, elementales, sobre filosofía de la ciencia y algunos otros temas. He leído algunos libros pero me gustaría destacar la influencia decisiva que tuvo en mí leer a una persona que escribe en foros de Internet con el nick Moredan y Moredan Kantose. En este enlace hay seis artículos suyos. Desde aquí mi gratitud.

http://www.geocities.com/diegofrom/identidad.htm

Me cuesta mucho escribir y confieso que copio muchas veces tanto frases, que no puedo mejorar como artículos, que me limito más o menos a resumir. Tanto de la web como de libros.

El título del blog es más adecuado a lo que escribía antes que a lo que escribo ahora. “Disloques”, el crack que nos hace ver realidades ocultas tras la apariencia engañosa, la palabra que se quiebra para señalar más allá de lo que dice. Ese era mi propósito. Bueno, salvemos lo que quedó, la búsqueda de la verdad, algún disloque también puede producir -mientras no se me ocurra otro título.

Un saludo a todos los que pasen por aquí.

Editado: La dirección actual de la página de DriverOp, dónde encontrarán textos de Moredan, es:

www.driverop.com.ar/

domingo, mayo 28, 2006

¿Flor de flores?

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¿Es posible el conocimiento?


¿Podemos llegar a alguna conclusión sobre la realidad? Nos encontramos algunos obstáculos a la hora de dar una respuesta afirmativa a esta pregunta. Primero debemos suponer que esa realidad existe y no es sólo una idea en nuestra mente, una construcción “soñada”, y después podemos dudar de nuestros medios para saber algo de ella. Principalmente de nuestros sentidos. Lo que vemos, olemos, tocamos… no es la realidad misma. Lo que percibimos es información codificada, ondas de luz, p.e., que debe ser traducida a un código comprensible para nosotros a través de un proceso complejo de los sistemas ocular, nervioso y cerebral.

Además la percepción no es igual para todos los seres, sabemos que tenemos órganos sensoriales muy diferentes en ocasiones, p.e. el oído humano y el de un murciélago, incluso entre dos humanos hay pequeñas diferencias, por lo que difícilmente percibiremos del mismo modo la realidad, y también son diferentes los sistemas nerviosos y cerebrales, así que tampoco se interpretará una misma percepción de manera idéntica. Ni tan siquiera somos iguales a nosotros mismos siempre. Cambiamos con el tiempo, no vemos exactamente igual y tampoco sentimos igual, en diferentes momentos nuestros estados emocionales cambian. Y por si fuera poco dos sujetos no pueden observar una misma realidad desde el mismo contexto espacio-temporal, no es posible que estén al mismo tiempo en un mismo lugar.

En conclusión, no hay nada que podamos afirmar con certeza absoluta, una base firme sobre la que cimentar nuestro conocimiento. Esto puede llevar, y lleva en ocasiones, a pensar que no merece la pena el intento y es mejor rendirse a la ignorancia. O bien a que todas las interpretaciones son buenas y cualquier aserto es verdadero dentro de un determinado contexto. Y en fin, a algunas otras visones metafísicas de las que tal vez trate más adelante.

Pero aún tenemos otra alternativa, la más bella a mi juicio, que es buscar elementos comunes a todas las percepciones y ver adónde nos lleva.

¿Por qué decido emprender este camino?, ya he dicho que no hay nada firme sobre lo que asentar el conocimiento, que no puedo aseverar nada sobre la realidad, así que ninguna postura que adopte estará justificada, cualquiera partirá de un “hecho bruto” o de varios, es decir de algo que acepto porque sí, como axioma o dogma indemostrable. Así que de momento acepto el hecho bruto de mi percepción y hablo de lo que percibo.

Percibo que hay otros seres que perciben el mundo y que el mundo que perciben es extremadamente parecido al que percibo yo. Cuando pregunto a alguien si percibe lo mismo que yo -¿ves esa piedra, esa hormiga, ese cenicero?- la inmensa mayoría de las veces me responde que si. Así que deduzco (la deducción es otro hecho bruto que acepto) que ahí hay otra persona que entiende mi lenguaje, que es capaz de concebir las cosas de manera similar a la mía, que también entiende el concepto de dirección y posición y por tanto es capaz de seguir mis gestos. Y pienso que eso no puede ser casualidad.

Concluyo que hay una realidad objetiva que es la base de nuestras percepciones. Es decir existe algo, sea lo que sea, que provoca la percepción (de una piedra, de una hormiga, de un cenicero).

Realidad objetiva es lo que es, objetiva, ni más ni menos. Tal vez todos vemos algo que no existe, una ilusión óptica de la que no somos conscientes, p.e., pero existe esa realidad objetiva que nos hace percibirlo. Tampoco se trata de una opinión subjetiva. Yo no pregunto ¿opina usted que hay ahí una piedra?, pregunto si la percibe. Las opiniones son subjetivas siempre independientemente de las comparta mucha gente o poca.

Así que nunca afirmaré como certeza absoluta e inamovible que ahí haya una piedra, pero sí lo consideraré una verdad objetiva, mientras no haya un motivo para suponer lo contrario. A partir de ahí construiré mi conocimiento.

Pero de momento ya he aceptado dos axiomas indemostrables, la percepción y la deducción, y he usado algunos más de tapadillo. Todos ellos constituyen el sistema de conocimiento en el que creo, la razón.

* * *

En la anterior entrada se me pasó poner el link que use sobre Pirrón. Es este:

http://clientes.vianetworks.es/empresas/lua911/TeoriasEticas/EticaEsceptica/pirron.html

Y además hay una errata en las fechas que di. Vivió aproximadamente entre el 360 y el 270 a.C.

miércoles, mayo 24, 2006

Pirrón y la necesidad de conocer

Si queremos vivir tenemos necesidad de conocer, de distinguir lo que es verdadero de lo que es falso, lo que existe de lo que no existe, lo real de lo irreal. Si no lo hiciéramos nuestras vidas acabarían pronto, moriríamos atropellados por un coche, envenenados con lejía o de muchos otros modos que cualquiera puede imaginar.

En general los que niegan la posibilidad de conocer es por considerar que todo lo que percibimos es una ilusión. Pero no son consecuentes con sus ideas, no se paran en medio de la calzada con el semáforo en rojo y suelen dejar de andar cuando llegan al borde de un precipicio.

Una excepción a esta regla tal vez sea el escéptico Pirrón. Vivió entre el 365 y el 360 a.C. Viajó por Asia con Alejandro Magno donde conoció todo tipo de chamanes y gurús con filosofías tipo tao, y fundo su filosofía en tres principios:

-la suspensión del juicio (la epoché), el estado mental gracias al cual es imposible rechazar o aceptar las ideas de los otros,

-la facultad de no expresarse (la afasia)

-y la imperturbabilidad (la ataraxia), o ausencia de angustia

Una vez vio a un sacerdote que había encendido una pira para hacer sacrificio a los dioses meterse en las llamas y abrasarse vivo sin mover un solo músculo, lo que le dejó muy impresionado y le llevó al convencimiento de que la voluntad puede vencer incluso el dolor. Así pues no existen valores o verdades que autoricen a poner la mano en el fuego por ellos: nada, por naturaleza, puede ser considerado bonito o feo, bueno o malo, justo o injusto, verdadero o falso, y no existe diferencia alguna entre disfrutar de óptima salud y estar gravemente enfermos.

Pero tal vez lo más interesante de Pirrón y lo que mejor ilustra lo que dije sobre la inconsecuencia de los idealistas sean las anécdotas que se cuentan de él.

Su escuela no era una escuela, Pirrón no se preocupaba de enseñar, pero a veces se ponía a reflexionar en voz alta y sus discípulos se apiñaban para escucharle. Si en una conversación el interlocutor se iba el seguía hablando y haciendo preguntas como si tal cosa. Una vez su maestro Anaxarco cayó en un pozo de barro y el continúo caminando y hablando como si su maestro siguiera con él, impasibilidad por lo que Anaxarco ¡le felicitó! Caminaba por ahí sin importarle que le arroyara un carro o le devorase alguna fiera. Sólo gracias a sus discípulos, que no le perdían de vista ni un instante, vivió hasta los noventa años.

Admitiendo pues la necesidad de conocer, nos preguntamos: ¿es posible el conocimiento?
HispaLab
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