¿Es posible el conocimiento?
¿Podemos llegar a alguna conclusión sobre la realidad? Nos encontramos algunos obstáculos a la hora de dar una respuesta afirmativa a esta pregunta. Primero debemos suponer que esa realidad existe y no es sólo una idea en nuestra mente, una construcción “soñada”, y después podemos dudar de nuestros medios para saber algo de ella. Principalmente de nuestros sentidos. Lo que vemos, olemos, tocamos… no es la realidad misma. Lo que percibimos es información codificada, ondas de luz, p.e., que debe ser traducida a un código comprensible para nosotros a través de un proceso complejo de los sistemas ocular, nervioso y cerebral.
Además la percepción no es igual para todos los seres, sabemos que tenemos órganos sensoriales muy diferentes en ocasiones, p.e. el oído humano y el de un murciélago, incluso entre dos humanos hay pequeñas diferencias, por lo que difícilmente percibiremos del mismo modo la realidad, y también son diferentes los sistemas nerviosos y cerebrales, así que tampoco se interpretará una misma percepción de manera idéntica. Ni tan siquiera somos iguales a nosotros mismos siempre. Cambiamos con el tiempo, no vemos exactamente igual y tampoco sentimos igual, en diferentes momentos nuestros estados emocionales cambian. Y por si fuera poco dos sujetos no pueden observar una misma realidad desde el mismo contexto espacio-temporal, no es posible que estén al mismo tiempo en un mismo lugar.
En conclusión, no hay nada que podamos afirmar con certeza absoluta, una base firme sobre la que cimentar nuestro conocimiento. Esto puede llevar, y lleva en ocasiones, a pensar que no merece la pena el intento y es mejor rendirse a la ignorancia. O bien a que todas las interpretaciones son buenas y cualquier aserto es verdadero dentro de un determinado contexto. Y en fin, a algunas otras visones metafísicas de las que tal vez trate más adelante.
Pero aún tenemos otra alternativa, la más bella a mi juicio, que es buscar elementos comunes a todas las percepciones y ver adónde nos lleva.
¿Por qué decido emprender este camino?, ya he dicho que no hay nada firme sobre lo que asentar el conocimiento, que no puedo aseverar nada sobre la realidad, así que ninguna postura que adopte estará justificada, cualquiera partirá de un “hecho bruto” o de varios, es decir de algo que acepto porque sí, como axioma o dogma indemostrable. Así que de momento acepto el hecho bruto de mi percepción y hablo de lo que percibo.
Percibo que hay otros seres que perciben el mundo y que el mundo que perciben es extremadamente parecido al que percibo yo. Cuando pregunto a alguien si percibe lo mismo que yo -¿ves esa piedra, esa hormiga, ese cenicero?- la inmensa mayoría de las veces me responde que si. Así que deduzco (la deducción es otro hecho bruto que acepto) que ahí hay otra persona que entiende mi lenguaje, que es capaz de concebir las cosas de manera similar a la mía, que también entiende el concepto de dirección y posición y por tanto es capaz de seguir mis gestos. Y pienso que eso no puede ser casualidad.
Concluyo que hay una realidad objetiva que es la base de nuestras percepciones. Es decir existe algo, sea lo que sea, que provoca la percepción (de una piedra, de una hormiga, de un cenicero).
Realidad objetiva es lo que es, objetiva, ni más ni menos. Tal vez todos vemos algo que no existe, una ilusión óptica de la que no somos conscientes, p.e., pero existe esa realidad objetiva que nos hace percibirlo. Tampoco se trata de una opinión subjetiva. Yo no pregunto ¿opina usted que hay ahí una piedra?, pregunto si la percibe. Las opiniones son subjetivas siempre independientemente de las comparta mucha gente o poca.
Así que nunca afirmaré como certeza absoluta e inamovible que ahí haya una piedra, pero sí lo consideraré una verdad objetiva, mientras no haya un motivo para suponer lo contrario. A partir de ahí construiré mi conocimiento.
Pero de momento ya he aceptado dos axiomas indemostrables, la percepción y la deducción, y he usado algunos más de tapadillo. Todos ellos constituyen el sistema de conocimiento en el que creo, la razón.
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En la anterior entrada se me pasó poner el link que use sobre Pirrón. Es este:
http://clientes.vianetworks.es/empresas/lua911/TeoriasEticas/EticaEsceptica/pirron.html
Y además hay una errata en las fechas que di. Vivió aproximadamente entre el 360 y el 270 a.C.
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