martes, junio 27, 2006

Libertad y determinismo

Creía ser libre hasta que me topé con el determinismo. Si todo (más o menos) está determinado, si no puedo hacer otra cosa que lo que hago porque “todo está escrito”, si mis actos son el resultado una cadena causal que se pierde en el albor de los tiempos, ¿dónde queda mi libertad?, ¿dónde el “yo” que decide?

Pero entonces, como respuesta, me hago otra pregunta, ¿Qué escenario imagino diferente a este en el que pudiera afirmar mi libertad? ¿Acaso uno en el que los eventos no tuvieran causa? Pero lo que no tiene causa surge por azar. ¿Sería más libre si mis elecciones y decisiones se produjeran por azar, como lanzando un dado o una moneda? La respuesta es no. Después de todo reconozco que si me preguntan porqué he tomado tal o cual decisión generalmente, si no siempre, sabré de mis motivos. Así pues, que mis actos tengan causa no me impide considerarme libre.

Hasta ahí la cosa va bien. Lo cierto es que prefiero pensar que soy libre y me gustan más los argumentos que apoyan la libertad que los que la niegan, pero no me voy a dejar llevar de mis preferencias, estoy en pos de la verdad y la admitiré sea cual sea, aun a regañadientes.

Y reconozco que se me clavó una espina. Si todo está escrito, todo está escrito, pero todo, todo, todo. ¿Y dónde está todo, todo, todo, escrito? en la biblioteca de Babel, descrita por Borges. Recordemos: todos los caracteres de imprenta combinados de todas las formas posibles en volúmenes de cuatrocientas páginas. Una biblioteca descomunal, todo lo que se ha escrito, todo lo que se escribirá, la vida de cada ser que ha vivido narrada con todo detalle desde el mismo origen de los átomos que lo componen, una pasada. Pero también mil otras versiones de todas esas vidas con ligeras o gruesas desviaciones de la realidad. Y la vida de millones y millones que nunca existieron. Cualquier cosa que encontrase que no supiese ya de antemano ¿cómo podría discernir si era verdadera o falsa?, simplemente no podría. Que esté todo implica que nada está, que la biblioteca de Babel no proporciona información alguna. Sin un bibliotecario conocedor que encontrase para mí la historia de mi vida seguiría siendo libre.

Aceptemos que en el albor de los tiempos (condiciones iniciales del sistema) está todo escrito, no como en la biblioteca que está infestada de paja, aquí no sobra nada, alguien que conociera el estado inicial, las leyes que lo rigen, las influencias externas o aleatorias que puedan incidir en el futuro, podría calcular mi futuro con total precisión, ya no me podría considerar libre, pero como en el caso del bibliotecario tal ser no existe, sólo a posteriori podemos decir: si ha sucedido es porque tenía que suceder.

Y así se nos va colando un elemento que reconocemos e incluimos en nuestro concepto de libertad. Primero restrinjámoslo a su justa medida. Debo reconocer que no puedo volar ni pesar tres toneladas, luego no soy libre de volar ni de pesar tres toneladas, tampoco puedo hacer algunas cosas prohibidas por la ley, por ejemplo robar indefinidamente, puedo robar una, dos, tres veces, pero tarde o temprano me cogerán y me impedirán seguir robando. Así que debo hablar de libertad en relación a lo que puedo hacer. Soy libre de hacer algo si puedo hacerlo. Y ahora es cuando se nos cuela el elemento nuevo del que hablaba. El bibliotecario, el ser que sabe de antemano lo que haré y no haré. De cara a ese ser no soy libre, si existiera no lo sería, afortunadamente no existe (a menos que se crea en un dios omnisciente), pero no hace falta saberlo todo para poder predecir lo que haré. Si alguien sabe que yo haré algo, entonces, de cara a ese no soy libre de hacerlo o no hacerlo. Pongamos un ejemplo saltándonos el segundo integrante de la definición, el poder hacer. Supongamos que amenazo al mundo, si no me hacen emperador de la Tierra destruiré el sistema solar. Habrá muchos que dirán, no cuela, es imposible llevar a cabo semejante amenaza, y por tanto pasarán olímpicamente de mí, pero habrá otros que se crean mi bola y piensen que sí puedo destruir el sistema solar y por tanto es mejor hacerme emperador, de cara a ellos soy libre de destruir el sistema solar. No saben que no puedo.

Así para unos seré libre y para otros no. Para mí mismo no lo seré porque sé que no puedo. Pudiera creer que sí puedo, entonces para mí sería libre, no para los loqueros que me pusieran la camisa de fuerza.

Así pues, libertad de un sujeto para llevar a cabo o no una acción en relación a un observador.

Bueno, todo vuelve a su cauce, ya sólo me queda una pregunta por responder, de acuerdo, hay decisión libre, pero ¿soy yo el que decido? ¿no será acaso un proceso de computación neuronal el que decide por mí? La cuestión es cómo entendemos “yo”, por un lado, y por otro, cómo entendemos “causa”. Yo soy mi mente: memoria, consciencia, emociones, personalidad… todas esas cosas componen mi mente y son las que me definen como el ser diferenciado que nombro como “yo”. Todas esas cosas tienen un correlato material en mi cerebro y mi sistema nervioso, hormonas, neuronas, neurotransmisores… ninguna de las dos es anterior a la otra, y toda causa es anterior al efecto, luego ninguna puede ser causa de la otra, son dos niveles de abstracción para hablar de lo mismo. Mientras mi cerebro procesa información yo pienso, si mi cerebro decide, mi mente decide, yo decido.

Biennnn, entonces, en alguna medida, soy libre. Y por tanto responsable. El determinismo se convierte en falacia cuando se trata de responsabilidad:

-Perdóneme, por favor, considere que estaba totalmente determinado que yo le daría una bofetada.
-Perdóneme usted, y considere que estaba totalmente determinado que se la devolvería.

Una nota final: no todo tiene causa, el tiempo y por tanto el universo, la aparición de pares partícula-antipartícula en el vacío, las regularidades (leyes) del universo. La física moderna impone estos límites al determinismo clásico, también el principio de indeterminación de Heisenberg que nos impide conocer la posición y velocidad simultáneas de una partícula cuántica y que hace imposible un ideal observador omnisciente.

Lararíii, lararáaa, ¡soy libreeeeeeeeee!, tararíiii, tararáaaaaa, ¡qué libre que soy!

3 Comments:

Blogger Marga said...

Estos días que ando con Wagensberg leo "Dios pudo crear la física pero se tuvo que atener a las matemáticas" así que no es por aguarte la fiesta pero si ni dios es libre... jeje.

En cualquier caso el determinismo es una falacia ombliguil, sólo un narcisista con problemas podría llegar a pensar que el Universo perdería el tiempo en él, lo que me preocupa ahora es la cantidad de narcisistas que existen!! jajaja. Hay un azar pero un azar aséptico, impersonal, ni siquiera de mala o buena suerte, un azar como tus partículas cuánticas...

En cualquier caso ya puedes soltar tus cadenas... besossssssss, escarolo

28/6/06 09:20  
Blogger Esscarolo said...

Hola, he estado picoteando a Wagensberg, no lo conocía y parece interesante.

Libreeeeeee, como el ave que escapó… Jajaja. Besos para ti.

29/6/06 23:12  
Blogger DaliaNegra said...

Al hilo de lo que decis Pato y tu en el post de la araña, pero lo pongo aquí por no mezclar los temas.Esscarolo,creo que sin esperanzas no hay nada,no hay impulso hacia el futuro.
Supongo que Pato se refiere a que el tiempo abre posibilidades para lo que está trabado, y cura lo que está chungo.Y eso es esperanzador.
Deberíamos definir entre falsas y verdaderas,entre las que íntimamente sabemos que no llegaremos a cumplir jamás (y que sin embargo a veces determinan nuestros actos) y las que podemos alcanzar.Eso nos ahorraría cantidad de sufrimiento innecesario.
Y con respecto a tu indagar sobre la no existencia de dios,la inmortalidad,a tus preguntas sobre la libertad,el determinismo, etc,te diré que me parecen demasiado importantes como para formar parte de un mero ejercicio intelectual.
A mis ojos (pero claro, cuento con que tamizo con mi propio paisaje)pareces alguien preocupado por encontrar respuestas a temas vitales,aunque hayas canalizado esa suerte de impulso místico hacia caminos diferentes a los de recitar mantras ;)no veo mucha diferencia entre alguien con sentimiento religioso y tú.Alguien no preocupado no estaría buceando tanto en dichos temas.El otro día leí (dicho por una eminente científica)que ha nacido una nueva religión:la de la ciencia.Se adora a los dioses átomo y molécula,lo único que varían son los ritos.Fué leerlo y acordarme de tí;)
Dime,¿tu no te ves un poquitín místico?jeje.Un beso.

2/7/06 13:21  

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